domingo, 17 de octubre de 2010

¿CUÁNTOS POBRES MÁS?


El 17 de octubre fue declarado por la ONU el “Día internacional para la erradicación de la pobreza”, en 1993. A 17 años de esa toma de conciencia internacional, las acciones que los países han tomado para alcanzar tal objetivo, aún tienen mucho por lograr. La preocupación real es, y son, los millones de seres humanos en el mundo que viven con menos de un dólar al día. ¿Qué se puede conseguir con $1 dólar para vivir? Nada. Los millones de pobres extremos no viven la vida, la sobreviven. Apenas si tienen para comer algo, y no tres veces al día, y no todos los días.

Desgraciadamente, la pobreza material, esa que priva a las personas de alimento, casa y vestido, también las priva de salud, educación y oportunidades de mejoras reales en su entorno. Barrios pobres, casuchas de cartón, calles empolvadas, delincuencia y enfermedad, son algunas de las manifestaciones visibles de la marginación y la desesperación.

¿A quién corresponde remediar esta deplorable situación inhumana de tantas mujeres y hombres que mueren de hambre o por enfermedad? ¿A caso no es inaceptable que haya personas que no saben ni escribir su nombre? El nombre da identidad a las personas. ¿Cuántas identidades no han sido todavía asumidas en el mundo que vivimos?

Las decisiones ya no son sólo de los gobiernos, ni tampoco de las empresas; porque lo que se necesita no son sólo decisiones, sino acciones. Y aun así, lo más importante será no perder de vista que se trata con personas, no con cosas, ni con números.

El problema de fondo de la pobreza es la falta de reconocimiento de la común dignidad de todos los seres humanos. Y eso, no sólo es inhumano, sino injusto e imperdonable, tanto más cuanto se atenta contra la vida de muchos hombres y mujeres. ¿Cuántos pobres más han de morir de hambre y enfermos, esperando al menos saber escribir su nombre?

Sergio Garcia Diaz
sergadi@gmail.com

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domingo, 10 de octubre de 2010

ANTES DE IR A LA CAMA


En varias ocasiones he visto la televisión justo antes de ir a la cama a dormir. No ha sido extraño que mis sueños estén llenos de imágenes de eso último que mi cerebro registró: parásitos asesinos, peleas con armas de fuego, viajes por África y hasta una que otra imagen de plena sensualidad.
Me propuse, por tanto, no ver la televisión al menos una hora antes de dormir, lo mismo que jugar videojuegos o hacer trabajos que me requieran mucha concentración mental. La intención es poder conciliar el sueño, de manera tranquila y profunda, a los pocos minutos de tocar las sábanas.
Hoy, navegando por el cibermundo, me encontré un artículo donde se dan algunos consejos para mantener una buena salud mental. Y si bien voy con acierto en mi intento de cuidar la información que mi cerebro maneja, me di cuenta que hay otras siete cosas que también es conveniente que tenga en cuenta, si quiero conservar el mejor grado de salud mental.
Evitar la obesidad es un gran principio de lo que pretendo lograr. Porque el exceso de peso no sólo perjudica el buen funcionamiento físico del cuerpo, sino que en razón de ello el ejercicio del que se es capaz disminuye en gran medida. Con un cuerpo cansado, atrofiado y limitado, la mente corre el mismo peligro. Lo tendré muy presente para el próximo fin de semana; evitaré comer tres hamburguesas, pollo frito, y huevo con chorizo, en cantidades propias de quien piensa que la carne es lo único valioso a la hora de comer.
Leer a Franz Kafka es una muy buena sugerencia que a la voz de ya he de llevar a cabo. Alguna vez leí algo de él, pero si sus escritos ayudan a desarrollar una mejor capacidad de aprendizaje, hoy mismo buscaré alguno de sus libros para comenzar este camino nunca terminado del aprendizaje constante.
Eso de que es mejor en pareja, siempre ha sido un reto para mí. De hecho, hace no mucho pensé que mi vida seguirá siendo estable en la medida en que me mantenga sin compromiso legal con una persona específica. Lo que sí me queda claro, es que no hay que confundir compromiso legal con alguien, con relación sincera y amorosa con otra persona. Tener una compañía elegida libre y voluntariamente hace salir del círculo egoísta del yo. Implica renuncia, entrega y mucha creatividad, al menos eso intento siempre que pienso en esa persona que hace sentir especial y único. No es fácil vivir en pareja, pero la felicidad obtenida de dicha situación es mayor a cualquier otro estímulo que el ser humano sea capaz de experimentar.
La capacidad de hacer varias cosas, coordinadas y bien, a la vez es un reto al que todos deberíamos acostumbrarnos todo el tiempo. Seguro que habrá fallas el principio, pero intentarlo una y otra vez redundará en una gran satisfacción y desarrollo de las habilidades perceptivas y organizativas y hasta de discernimiento personal. Seremos cada vez más capaces de organizar nuestras ideas, prioridades y problemas a resolver. La multitarea ha de ser una tarea constante.
Tomarnos unos minutos cada día para meditar es tan recomendable como tomar dos litros de agua diariamente. Imbuidos en un mundo de ruidos, de exigencias cibernéticas que nos atan al internet, de conectividad humana por medio de la música y el espectáculo, debemos ser capaces también de decir “no”, no en este momento. Dejar de escuchar en los audífonos la música que más me gusta, tan sólo por unos minutos, para dedicarlos, incluso a estar en silencio, será un buen comienzo para el camino de la meditación, del clavadoo al yo interior y de la visión omniabarcante de la propia existencia.
Unirse a un grupo, de futbol, a un club de lectura o a cualquiera que desarrolle el sentido de pertenencia será un dinamizador en la habilidad de crear iniciativas, actividades comunes y tareas compartidas. Todo ello, exige apertura al otro, a los otros, a lo nuevo, a lo diferente, a la opinión de los demás. Así, constantemente estamos en un autoanálisis y en una confrontación sana de valores y tomas de decisión. Justamente una de las carencias de los adolescentes y jóvenes de hoy.
Y, por último, de vez en cuando agarra un simple trozo de papel y ponte a hacer garabatos. Verás que lo logrado te sorprenderá. A parte de servirte como una especie de arteterapia, te ayudará a desarrollar tu creatividad. Trazos, formas, conjuntos, líneas y colores lograrán para ti armonía y búsqueda de razones, tu propia sensibilidad se verá tocada.
Así que bueno, si queremos conservar una buena salud mental, tenemos ya varios retos y tareas que realizar todos los días, desde que comienza el día, hasta antes de ir a la cama.

Sergio García Díaz
sergadi@gmail.com

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miércoles, 6 de octubre de 2010

LA PUNTUALIDAD


Al Padre Pascual le estaban haciendo su cena de despedida por 25 años de trabajo en una Parroquia. Un político miembro de la comunidad fue invitado para dar un breve discurso.

Como el político tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo para llenar el tiempo.

“Mi primera impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que se había robado un televisor, que les había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe. También en ocasiones se dedicaba al tráfico y a la venta de drogas. Y para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana. Me quedé asombrado, asustadísimo; pero cuando transcurrió un tiempo, fui conociendo más gente y vi que no eran todos así, vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio.”
Justamente en este momento llegó el político, por lo que se le dio la palabra. Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo: “Nunca voy a olvidar el primer día que llegó el Padre a nuestra Parroquia, de hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él”.

Moraleja: ¡nunca llegues tarde!

¡La puntualidad es un hábito valioso!

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