domingo, 8 de enero de 2017

VIAJE A MARTE



Sergio García Díaz

A la cuenta de tres vas a aguantar la respiración lo que más puedas. Una, dos, tres… ¿Cuánto tiempo aguantas sin respirar? ¿Un minuto, dos? Tres no creo. Personalmente no llego ni a los dos minutos. Esto de la respiración es lo primero que se me viene a la mente cuando oigo hablar sobre viajar a Marte. Para los científicos y expertos en el tema supongo que también es un tema de capital importancia, pues sin respirar los seres humanos morimos. Viajar a Marte para morir no creo que sea una buena propaganda para una agencia de viajes.
Alguna vez platiqué sobre este fascinante posible hecho con mi mejor amigo. Como otras veces, nos apasionamos con el tema y decíamos que seguramente no nos tocará realizar alguno de estos viajes, no sólo por cuestión de dinero, sino más seguramente porque no estaremos vivimos para entonces.
Que represente la ilimitada capacidad del ser humano para lograr lo que quiera puede ser cierto, pero viajar a Marte me plantea más interrogantes que razones para pensar que de ser posible vivir allá las cosas serían diferentes.
¡Viajar a Marte! ¿Qué emoción? ¡No, qué miedo! Para empezar, como ya lo dije, por cuestiones económicas, ¿quiénes podrían viajar? Algunos cuantos millonarios y sus familias. Entonces, ¿quién podría vivir en Marte? Suponiendo, como se dice, que los pobladores de Marte podrían salvar la especie humana, ¿qué genes se preservarían?, ¿qué historias serían las victoriosas?
La llegada de la especie humana a Marte no supone un cambio radical de paradigmas, si acaso, una adaptación del humano al medio. Pero seguiría tratando a Marte como trata a la Tierra. Eso me queda claro.
¿Qué leyes serían las vigentes?, ¿Quién gobernaría?, ¿Qué tipo de economía tendrían?, ¿Habría países?, ¿En qué trabajarían?, ¿Vivirían alrededor de los ochenta años como se ha podido lograr actualmente?, ¿Qué religiones habría?
Hay muchísimas más preguntas por hacer, sin duda. La principal, para mí es: ¿Qué diferencia habría de vivir aquí en la Tierra? Prefiero ahorrar para conocer los pueblos mágicos de México.


08 enero 2017

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