sábado, 15 de abril de 2017

SERVICIO Y HUMILDAD


Me atrevo a pensar que el centro de la celebración del jueves santo es, además del servicio, sobre todo la humildad. Muchas veces los cristianos hemos hecho una dicotomía de estas dos actitudes sobrevalorando la primera. Olvidamos muy frecuentemente que sin humildad el servicio es mera vanagloria y a veces hipocresía, pues al olvidarla nos colocamos por encima de quien ayudamos, aun cuando nos arrodillemos. Servir con humildad nos capacita para reconocer la verdadera humanidad de quien tenemos en frente, una humanidad frágil y necesitada, que bien podría ser la nuestra, nuestra vida podría ser la necesitada. Servir sin humildad nos hace arrogantes y orgullosos e incluso nos lleva a negar que necesitamos ser ayudados. Reconocer y aceptar que también nuestros pies deben ser lavados, nuestro ser purificado y nuestro corazón renovado es superar esa dicotomía que nos ha hecho mucho mal como Iglesia.
-Sergio García

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