LA CONTRA-GLOBALIZACIÓN
Sergio
García Díaz
Resumo: Damos por hecho la globalización,
aunque sigue siendo un proceso. Pero frente a la ideología dominante resurgen
las identidades locales y particulares. Este es el tiempo de las
reivindicaciones que tienen que ver con “la identidad”.
Nos alarmamos
cuando vemos ganar a Donald Trump la presidencia de Estados Unidos. Pocos
fueron los críticos y analistas que meses atrás veían esto como posible. Ahora que
es una realidad sólo nos queda el hecho de la sorpresa y la desilusión, e
incluso decepción de la política. No digo estadounidense ni internacional
porque lo mismo ha pasado en muchas otras partes del mundo. Venezuela, Cuba por
mencionar países de América.
Personalmente,
veo este hecho como un fenómeno que ya se ha dado aunque en menor escala y de
maneras tan diversas que han sido casi olvidadas. Me refiero a la
reivindicación de “la identidad” particular y colectiva, pero locales. Como mexicano
mi referente tanto de pertenencia como de identidad es México, por más que diga
que soy americano o ciudadano del mundo. Lo curioso es que siendo mexicano
estoy abierto a formas de pensar, de vivir, credos, creencias, culturas,
tradiciones, etc., que no son propias de mi país. Podría decir que en general
es una actitud de la mayoría de los habitantes del planeta, pues además la
asociamos a uno los principios de la democracia: la tolerancia.
Con lo
que acaba de pasar en Estados Unidos, me pregunto: ¿En qué tipo de democracia
creemos?, ¿Es la democracia la que garantiza el ejercicio pleno de los derechos
humanos?, ¿La democracia podría beneficiar sólo a algunos y si es así sería
verdadera democracia? Dejo estas preguntas para sus reflexiones personales.
Más bien
quiero centrarme en la reivindicación de las identidades que es lo que llamo la
contra-globalización. Era y es de esperar que frente a la deformación de la
cultura propia y a la deformación de la identidad surjan los reclamos y las
ganas de hacerla notar frente a los otros, que en algún momento dado sí son
vistos como amenaza. ¿Cuántos movimientos de grupos revolucionarios reivindican
junto con sus derechos su propia identidad, su etnicidad? Esto en México y en
muchos lugares del mundo. Sólo que como los gobiernos siempre encuentran
maneras de acabar con esas revueltas, el olvido es cuestión de tiempo. Pero cuando
esta reivindicación la hace un presidente no queda más que esperar que la
comunidad internacional sea la que intervenga para evitar excesos. Aunque creo
que esto será un sueño guajiro, propio de la democracia del siglo XXI.
El límite
entre no hacer nada y dejar que las cosas pasen en nombre de la globalización y
revelarse para reivindicar lo local es la amenaza a la propia identidad.
Repito
la pregunta en otras palabras, porque estoy tratando de entender: ¿Se vale
sentirse amenazado por otras culturas en plena segunda década del año dos mil?
Este
es el momento en el que agradezco el tan criticado nacionalismo que nos han
inculcado a los mexicanos/as. Sin embargo, sigo creyendo en el diálogo y en la
riqueza cultural de todos los pueblos del mundo.
16
noviembre 2016
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