lunes, 4 de febrero de 2013

LA VIDA ME ENSEÑÓ




La vida me enseñó…
que la verdadera felicidad está en la fidelidad a uno mismo,
en aquello que pienso, que siento, que quiero, que valoro, que imagino, que digo, que hago.

Me cansé de ser un ser desintegrado.
Me cansé de luchar contra mí mismo.
Me cansé de autoengañarme.
Me cansé de hacer lo que no quiero.

No es cosa fácil porque el mundo mucha fuerza tiene,
que para poder sobrevivir más fuerza tenía que invertir yo.
No es cosa fácil porque lo sublime quedaba opacado por lo superfluo y pasajero,
que muchas veces lo vi como lo mejor o lo más satisfactorio.
No es cosa fácil porque el universo no acepta los vacíos,
así que apenas sentía uno lo llenaba con puro orgullo y vanagloria.
Mas ahora, en este preciso momento de mi existencia, la vida me ha devuelto mi centro,
el equilibrio que calibra mi energía y mi fuerza.
Porque el tiempo no es aliado de las malas decisiones,
ni la vida deja sin más lo hecho con mala intención.

Aprendí que absolutamente todo se devuelve aquí,
porque allá no habrá más que cosecha.
Aprendí que hay cosas que no dependen de mí,
que de esas ahora me desocupo, porque no soy el dueño de las reglas.
Aprendí que para poder convivir en paz, habría que ser feliz primero,
porque no hay parejas felices, sino personas felices que hacen pareja.
Aprendí que la honestidad es lo primero cuando le hablo al tú de mi vida viéndolo a los ojos,
porque el amor es el punto de partida, pero la confianza lo esencial.
Aprendí que dejar de tenerle miedo a las personas empieza por perderle el miedo a las palabras,
porque la verdad es simple y tan sencilla, que quien la vive goza de su paz.
Aprendí que no hay amor más grande que el que perdona con ternura,
porque las personas perfectas no son reales, y las reales no son perfectas.
Aprendí que la imperfección no es un mal porque forma parte de mi ser,
que más bien es el aula donde aprendo a crecer siempre para bien.
Aprendí a pensar mi vida en positivo, con fe y una gran esperanza,
porque ahora disfruto cada instante de mi vida y de alegría se llena mi casa.

La casa de mi amor, que es mi corazón y que ahora uno solo es.
La casa de mis ideas y pensamientos, que es mi mente y que ahora en paz está.
La casa de mis acciones, que son mis manos y sólo bien pueden hacer.
La casa de mis proyectos, que son mis pies y que muy firmes caminan.
La casa de mis palabras, que es mi boca y que sólo la verdad bendicen.
La casa de mis horizontes, que son mis ojos y que lo bueno prefieren ver.
La casa de mi vida, que soy yo mismo y que ahora sólo una cosa puedo hacer:
Amar.

La vida me enseñó que amar…
con amor incondicional es la medida con que debo ver a los demás.
con amor puro que es la manera en que los cambios se dan.
con amor sincero y profundo que es la calidad ideal de lograr mis sueños.
con amor amoroso y amante de lo bello que es la única manera de ser feliz.
Y hoy, no puedo más que una cosa hacer:
Amar.

Porque la vida me enseñó que la verdadera felicidad está en la fidelidad a mí mismo.

Sergio Gabriel

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2 comentarios:

A las 19 de marzo de 2013, 8:47 , Blogger Andrea ha dicho...

felicidad está en la fidelidad a mí mismo.

Pienso que la felicidad esta en Dios principalmente. El UNICO DIOS ES AMOR

 
A las 21 de marzo de 2013, 20:16 , Blogger Sergio García Díaz ha dicho...

Dios es amor, y el amor hace al ser humano feliz...

 

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