DE LA HUMILDAD Y LA COMPASIÓN
Sergio García Díaz
Del lavatorio de los pies que Jesús hace a sus apóstoles, se
desprende casi siempre una lección sobre la humildad y el servicio. Características
que se atribuyen al sacerdocio católico. Todo sacerdote, para ser fiel
discípulo de Jesús, ha de ser en su ministerio humilde y servicial. En esencia,
no se trata de la humildad como el sentimiento de inferioridad, ni del servicio
como la actitud del mero hacer por hacer no importando qué. Muchas cosas se han
escrito a propósito de estos aspectos de la vida cristiana. Lo que quiero
señalar es que en la actualidad, y si se quiere ser cristiano auténtico, lo
cual es también para los sacerdotes, cualquier deseo de ser humilde tiene que
ir acompañado de una profunda compasión. Más allá del gesto de lavar los pies
en una ceremonia, habrá que recordar que para salir del individualismo y del
sentimiento de superioridad actuales, es necesario poner las manos allí donde
el otro sufre y tiene dolor, en esas situaciones que lo cansan y pueden
fatigarlo de una vida rutinaria y sin esperanza. En pocas palabras, no se puede
hablar de humildad sino se vive desde la compasión.
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