jueves, 9 de mayo de 2013

UNA TARDE DE OTOÑO




Aunque hoy ha sido un día diferente por diversas razones, la principal fue que, por un momento, me dio esa sensación que siento en las tardes de otoño. El sol lo veo medio opaco, calienta pero no quema, se levanta poco menos que en verano, las hojas de los árboles caen, sopla de repente un viento suave que levanta el polvo de las calles y barre las hojas del suelo. Esa sensación de que no sólo las cosas cambian, sino que mueren para renovarse. El nuevo nacimiento no es pronto, sin embargo. Ha de pasar el invierno. La primavera es la época de la nueva vida.
Mi casa se volvió hoy el monte donde se me reveló, una vez más, mi propio yo. Quita de ti aquello que no es tuyo y que cargas -me decía mi yo a mí mismo. Y, entonces, el encuentro con mi yo se convirtió en un dormir juntos, en la tranquilidad que da saberse bien con uno mismo y, al final, mi cuerpo se transformó. Ahora, es tres horas diferente de cuando subió al monte de mi yo.
La tarde de otoño con la que me dormí, se volvió en un amanecer de primavera, donde la nueva vida comienza.

Sergio Gabriel
@SerchGabo

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