martes, 13 de abril de 2010

DISCERNIMIENTO Y UNIÓN DE FUERZAS


Siempre he creído que los cambios deben hacerse cuando las cosas están bien. En varias ocasiones me tocó recibir encargos y trabajos que había, no sólo sacar adelante, sino re-estructurar, re-organizar, re-plantear y demás. Seguramente a alguien le tocó hacer lo mismo con mis desmanes. También así aprendí la lección.


Es muy cómodo confiarse en lo que uno hace por el simple hecho de creer que lo está haciendo bien. Es parte del orgullo ordinario que hace sentirse a gusto, pero también el mismo que impide ser creativos, propositivos y hasta innovadores, aun cuando eso implique romper estándares y formas establecidas de hacer las cosas.


No estamos acostumbrados y por supuesto que no nos gusta que nos den un jalón de oreja cuando los resultados de lo que hacemos no son los esperados. Pero también ser creativos supone ser humildes para escuchar el parecer de otros. Con esa misma libertad debemos ser capaces de mejorar nuestro desempeño, con esa misma libertad debemos ser capaces de ver aún más allá de nuestras propias metas y objetivos.


En el fondo, se trata de comprender intenciones, aclarar mentes y trabajar juntos. Claro está que todo ello implica un proceso de discernimiento y de unión de fuerzas, de comprender que las correcciones son eso, formas de plantearse por medio de otros retos y visiones distintas que bien comprendidas resultan últiles hasta para la propia vida.


En pocas palabras, cuando creas que todo te está saliendo bien, que todo lo haces impecablemente, es justo en ese momento cuando debes plantearte la posibilidad y comenzar a cambiar mejor aún las cosas, empezando, por supuesto, por tu forme de concebir el cambio.


Eso pienso y creo.


Sergio García Díaz

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